No existe tal cosa como el flamenco solitario

¿Por qué es importante que existan los tablaos en Colombia?

El formato de tablao, donde por tradición se profesionalizan los grandes del arte flamenco, es el lugar donde se comparte entre disciplinas, guitarra, cante y baile, donde el lenguaje flamenco sucede y donde básicamente se forma y se consolida una comunidad de artistas. Aquí sucede el mayor aprendizaje de un flamenco, en el encuentro de los compañeros, en la propuesta de cada uno, en la improvisación, en la práctica de ensayo y error y en la escucha atenta del espectador.

Estos espacios están dirigidos por alguien que conoce el flamenco, encargado de su programación y de dar cabida a la mayor variedad de artistas posible ya que en esos intercambios y en esa variedad se siembra el crecimiento de todos. Se aprende del otro, necesitamos al otro para desarrollarnos. En estos espacios se le da el lugar a los experimentados y se les da lugar a los jóvenes artistas. Su intención no está basada netamente en generar una actividad económica, aunque sea el lugar de trabajo ideal para dignificar el trabajo de los artistas.

Los restaurantes y eventos donde se contratan a artistas de flamenco siempre han estado presentes en las dinámicas del gremio en Colombia y han aportado a la visibilidad de este arte y al sostenimiento de los artistas. Su espacio (bien utilizado) es valioso y se agradece. Pero hay algo en lo que por supuesto se quedan cortos ya que su misión principal no es dar voz a los artistas y su corte en su gran mayoría es netamente comercial lo que muchas veces da espacio a músicas cercanas al flamenco, pero no al flamenco, se le presenta así erróneamente o por estrategia publicitaria, asunto que hace aún más difícil el desarrollo de este arte en el país, pues no se puede desarrollar algo que no se conoce bien. El artista está de fondo y al público muchas veces no le apetece escuchar y observar. Y es ahí donde hay que tener un poco de cuidado porque para que un artista se desarrolle por completo no se lo puede castrar, es clave que se incentive la personalidad, la creación y las búsquedas, es clave tener un espacio de desarrollo para que estas cosas sucedan. Un lugar donde los artistas tengan no solo las mejores condiciones técnicas posibles si no toda la atención del público y la libertad de expresarse. Donde las nuevas generaciones se inspiren y donde se atraiga a nuevos públicos. Donde se ofrezca flamenco y se vea flamenco.  Ahí estamos realmente desarrollándonos, formando también públicos y afición y dando el valor adecuado al arte que no es un objeto decorativo ni de neto entretenimiento que debe moldearse a modas o a los gustos del público general para encajar o para poder trabajar.

En el tablao pervive la tradición y las bases del funcionamiento de este arte, y de una buena base puede formarse una solida ventana a la exploración y a la propia identidad. Debemos pasar por el tablao para conocer este arte, conocernos a nosotros mismos y caminar nuestro camino flamenco, el individual y el del flamenco que se hace en Colombia. Ese camino propio afecta sin duda alguna al del otro flamenco. No existe tal cosa como el flamenco solitario y si existiera sería como un castigo. Un flamenco en vía de extinción literalmente. Para que no se extinga debemos propiciar más encuentros, más diálogos, más integración y más curiosidad por el otro, todo eso es lo que sucede en un espacio como el tablao.

 Trascendental sería que todos los que nos dedicamos a este arte entendiéramos cual es esa importancia que tiene el tablao y en general cualquier espacio que sostenga encuentros entre artistas más allá de actividades de trabajo y espacios comerciales. El rol activo y participativo en nuestros espacios de desarrollo es y será siempre vital. Nosotros creamos nuestras dinámicas y nuestras realidades, nos interese o no, nos demos cuenta o no.

Para que surja un artista flamenco se necesita de un ambiente flamenco, se necesita que haya otro Flamenco. Para aprender, para crecer, para encontrarse, para inspirarse, para desarrollarse, para trabajar y para disfrutar se necesita del otro flamenco. Esto es una cadena que empuja hacia todas las direcciones, dónde hay un artista es posible que haya un alumno, por ende, habrá un maestro, con el tiempo habrá escuela, habrá conocimiento, habrá afición, por ende, habrá alguien interesado en programarlo en darle un espacio y así se vuelve a activar la cadena infinitamente. También sucede que dónde hay un bailaor/a habrá un músico queriendo/teniendo que aprender más o viceversa, dónde hay un compañero que sabe más se fuerzan nuestras habilidades y en general dónde se conoce bien el flamenco, hay interés y amor el, crece más flamenco y eso solo puede traer cosas buenas para nosotros mismos.

No nos puede importar lo que no conocemos, lo que no vemos y lo que no entendemos. Por eso quiero dejar esta reflexión por aquí, porque se han logrado cosas, se ha avanzado mucho en los últimos años, pero aún falta bastante por construir. Solo me gustaría imaginar cómo podríamos avanzar si los que nos dedicamos como profesionales a este arte, los alumnos y aficionados nos involucráramos más activamente. Nos sintiéramos parte, sintiéramos más interés por lo que está sucediendo con el otro flamenco. Solo por imaginar…