Bases para comprender mejor el arte flamenco

 Orígenes

El arte flamenco surge en Andalucía, España, a fines del siglo XVIII proveniente del folclore y de música popular propios de la cultura andaluza, la cual tiene orígenes étnicos diversos (tartesios, fenicios, romanos, judíos, griegos, visigodos, árabes y gitanos); muchos de estos pueblos se destacaron por desarrollar culturas musicalmente avanzadas. Esto de entrada nos advierte de la complejidad y riqueza musical propia de este género.

Su carácter dramático se puede entender bajo el contexto de vida de sus propios creadores, la clase social baja y los grupos minoritarios marginados social y económicamente. En el siglo XVI el Reino de Castilla para asentar la pureza de religión y raza decide expulsar a judíos, musulmanes y gitanos que no se convirtieran al cristianismo y ocuparan puestos de trabajo fijos. A estas tres razas perseguidas además por la inquisición se sumaron los cristianos fugitivos y vagabundos y en ese contexto va surgiendo la queja y la tristeza que hoy en día son implícitos al flamenco como un cante de protesta. También debemos tener en cuenta el factor de la transmisión oral en el proceso de formación del flamenco, que fue la forma como se trasmitió el conocimiento de generación a generación hasta la actualidad y que hace que el flamenco perviva en variantes, haciendo así cambios en sus formas y dando lugar a infinidad de estilos o palos dependiendo de factores como la memoria, las capacidades del intérprete y las costumbres de cada zona en la que se va forjando este arte.

A fines del siglo XIX se puede decir que el flamenco dejo de ser una expresión folclórica para convertirse en un genero artístico lo que nos da a entender que ya no es del todo popular, sino que es ejecutado por profesionales. Debido a que surgen espectáculos públicos de este tipo en teatros, salones, cafés cantantes y academias de baile se propicia una evolución generada por la competencia y las aportaciones personales de los intérpretes alejándose de las formas fijas propias del folclore y volviéndose cada vez más complejo y creativo. Vale la pena resaltar este punto ya que hoy en día fuera de España a veces no se diferencia entre el folclore andaluz y el flamenco en sí. Históricamente hay varios acontecimientos claves que marcaron las formas del flamenco y la visión que se tiene de este:

– En sus comienzos fue mal visto por ser la música de las clases bajas y se le asocio con la vida de noche y ambientes de vicio y juerga.

– Durante el franquismo se uso políticamente al flamenco, se quiso que la cultura andaluza fuera tomada como carácter general de España para promover el centralismo y silenciar los mircronacionalismos vasco y catalán, lo que produjo una confusión entre flamenco y copla, entre flamenco y folclore. Para conseguir que la mayoría española se logre identificar con este lo trivializan.

– A mediados del siglo XX hubo varios acontecimientos que revalorizaron al flamenco, como por ejemplo, aparecieron los tablaos que fueron y son la mejor escuela para profesionales, se edita la primera Antología del arte flamenco, se crea la Cátedra de Flamencología de Jerez, se celebra en Córdoba el Primer Concurso Nacional de arte Flamenco y se crearon los Festivales Andaluces de verano; todo esto impulsado por los intelectuales más importantes de España como Lorca y Falla que adoraban el concepto de la pureza y querían dignificar este arte.

– En la actualidad este arte se mantiene vivo y abriéndose caminos expresándose en multitud de formatos y acercándose a otras muchas músicas como el jazz, enriqueciéndose constantemente para no estancarse. En 2010 fue declarado por la Unesco patrimonio inmaterial de la humanidad.

Hay que mencionar la enorme riqueza del flamenco en cuanto a formas y estilos musicales también llamados palos donde aproximadamente se distinguen unos cincuenta o sesenta y que se pueden clasificar de varias formas:, tipos de ritmos ( compas de amalgama, ternario, binario cuaternario, polirritmico o sin ritmo.) por su región ( Cádiz, Sevilla, Triana, Jerez, Málaga, Granada, zona de levante y los considerados de ida y vuelta por tener influencia de Hispanoamérica), por su carácter alegre o triste, los que tienen acompañamiento musical o no, etc.

Por último, es importante referirnos a otro aspecto que tiene que ver con su funcionamiento de manera tradicional: la interacción de sus tres vértices guitarra, cante y baile. Estas tres facetas del flamenco son de suma complejidad y cada una ha evolucionado enriqueciendo a las otras y ha logrado imponerse ya sea como género de danza o como estilo musical independientemente. Pero algo aun más valioso es cuando las tres conviven, donde cada uno de los intérpretes se teje con los otros y se comunica con el lenguaje y códigos propios del flamenco permitiendo la improvisación y flexibilidad. Es este punto el que me interesa resaltar donde el artista flamenco no solo ejecuta su propia disciplina, sino que debe conocer de las otras dos y estar atento a lo que proponen los demás interpretes en el momento de la actuación.

También hay que tener en cuenta que el bailaor/ra flamenco no solo trabaja conceptos de la danza como la técnica del cuerpo, estética y expresión, sino que actúa como un músico más con la percusión y el ritmo.

Por todos lados y a todas luces el flamenco es un arte de enorme riqueza y complejidad que cada vez va siendo más conocido y valorado en el mundo y que sigue evolucionando incansablemente adaptándose a las nuevas necesidades de sus intérpretes y de sus seguidores. Traspasando fronteras y cosechando éxitos el flamenco va ganándose un respeto y reconocimiento más que merecido como gran arte y patrimonio cultural de la humanidad.